Su recuerdo ya no me quiebra la voz.
Su recuerdo ya no me quiebra la voz.
Se muere. Se mueren. Se han muerto.
Y poco importa si llovió
O si atropellaron a algún perro
En el día de sus ataúdes;
Si era estrecha la sepultura
O si la muerte fue simbólica.
Ya no están.
Y en esa ausencia importante
De voz y de trascendencia,
Reconozco la herencia involuntaria
En forma de carencia asimilada:
La aversión al destino de hombre.
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